Por: Vicky Herrera de Díaz
Abogado venezolana
Turista en formación
Amante de los Viajes
Madre de 5 varones venezolanos
Esposa enamorada de Adolfo Díaz
Hace mucho tiempo ya, que no recorría la costa varguense, un paseo que en algún momento resultó común y frecuente, casi hasta rutinario hoy se me hace extraño, sin embargo, me trae montones de recuerdos hermosos esa carretera extensa y maravillosa que se detiene en cada pueblito hasta llegar al tramo que va de Anare a Los Caracas, paralelo a esa costa espectacular que revienta al lado impetuosa y relajante a la vez, la vista se te llena de azul y de mar, y provoca bajar el volumen de todo lo que te rodea para escuchar solo el vaivén de las olas. Extasiados y plenos de emoción llegamos a los Caracas y una suerte de sentimiento fúnebre nos embarga, una ciudad turística en ruinas, en abandono, en desidia, que tristeza ver una estructura tan imponente sin vida, destruida y sin esperanzas.
El camino sigue y dejamos atrás Los Caracas, empezamos a recorrer esa fabulosa montaña que se une con el mar y que mágicamente te hace olvidar la triste imagen de Los Caracas, nos detenemos para estirar las piernas y mientras cada quien se ocupa de sus propias necesidades me detengo a observar el pueblo, su gente, la tranquilidad y la alegría que emanan, te hacen pensar que el tiempo no ha pasado, un país noble y feliz, disfrutando de un día cualquiera sin preocuparse por nada, gente jugando domino en plena calle, otros simplemente conversando en la puerta de la casa, tranquilidad, paz, otra Venezuela, continuamos nuestra ruta, pasamos Oritapo, Osma, Todasana, La Sabana, y sigo convencida de que estamos en otra época, aquella de las puertas abiertas, de la gente compartiendo, de la paz y la tranquilidad total, y de pronto Zas…!!! Un golpe con la realidad, la vía esta trancada… a alguien se le ocurrió ofrecer unas bolsas de comida y no las trajo, la gente salió de su tranquilidad y cerró la vía, aquí no pasa nadie hasta que lleguen las autoridades y aclaren la situación!!!…
Nos devolvemos a Playa Larga y nos convencemos de que la tranquilidad sigue allí sin quebrantarse, nos sentamos a la orilla de la playa a comernos un pescadito frito, con ese sabor que solo consigues en el mar, incomparable, no es el condimento, ni el tipo de pescado es el cocinarlo en su ambiente lo que hace que tenga un sabor tan único, indiscutiblemente solo se logra así a la orilla del mar, ni hablar de los infaltables tostones… almorzamos divino y seguimos rumbo a la posada, ya alguien había conversado con la gente del pueblo y estando todos de acuerdo todo vuelve a la normalidad, así somos los venezolanos nos complicamos y nos resolvemos en un mismo acto, superamos obstáculos, avanzamos, cambiamos el ánimo de molestos a felices con absoluta rapidez, en fin…
Pasamos y continuamos camino a la posada. Antes de llegar a Caruao consigues una entrada a la izquierda en forma de subida, es la entrada de la Posada, destaca por tener un portón enorme imponente, donde nos reciben al entrar con mucha amabilidad nos explican la distribución de las habitaciones y nos disponemos a ubicar nuestras cosas como corresponde para luego explorar la posada.
Mis hijos impacientes a penas dejaron tiempo para detallar un poco la habitación, soltamos todo y salimos apurados a la piscina, la posada es muy pero muy amplia, con muchísimas áreas verdes y una vista alucinante al mar, a mitad de tarde sirven una meriendita que ayuda a esperar pacientemente la cena que con toda amabilidad sirve el personal de la posada. Los horarios de las comidas un poco alejados para el gusto de mis hijos, estrictos y puntuales con su comida, se les hizo muy complicado adaptarse a las nuevas indicaciones horarias para comer, una buena recomendación es llevar snacks para adaptarse y no sufrir en la espera, aunque al final vale la pena, las comidas se sirven con toda formalidad y esmero, generalmente en 3 platos bien presentados y bien servidos por el equipo de la posada, no tienen idea de las cosas que estos chicos hacen por hacer sentir bien a los huéspedes, desde conseguir alimentos que probablemente en su casa no puedan ya tener, hasta acceder a algún cambio de último minuto, casi todos son de los pueblos cercanos pero indiscutiblemente todos, son absolutamente gentiles en su trato, con la chispa que nos caracteriza a los venezolanos y la facilidad de conversar sobre cualquier tema con total fluidez, sin lugar a dudas hacen su mejor esfuerzo por proporcionar unos días de relax a los huéspedes.
La posada cuenta con una cabaña con vista casi de 360 grados al mar y una brisa espectacular en la que funciona un Spa muy bien improvisado, allí recibes un muy buen masaje de parte de Aixa, una cubana, amable y conversadora, que procura por todos los medios posibles complacer los requerimientos del cliente para un masaje perfecto, que te relaja y te deja felizmente dormido con el sonido del mar arrullando tus sueños, al despertar puedes continuar relajándote en los alrededores de la piscina o en una de las hamacas consigues generosamente ubicadas por todo el trayecto de la posada, solo resta elegir la vista que deseas y ocupar la que mas te agrade.

El segundo día decidimos visitar Chuspa, el pueblo siguiente después de Caruao, la playa del pueblo un poco descuidada, el estacionamiento con mucha basura y un rio hermoso que se une con el mar pero que lamentablemente ha sido víctima de la desidia y el abandono no solo de los pobladores sino de quienes lo visitamos sin atender al ineludible deber de cuidar el sitio, muchas reflexiones vienen a mi cabeza, es cierto este país esta inundado de crisis, pero en que momento dejamos que esta situación se apoderara de nuestros paisajes, de lo bonito, de todo, me sentí culpable por haberme alejado tanto tiempo, me siento culpable por disfrutar de un día de mar e irme dejando atrás tanto descuido, es una especie de pena ajena que sientes por aquel que dejó la basura allí, por el que convive con este ambiente y no hace nada al respecto, por los que amamos este país y no hacemos nada por mejorarlo, nuestro pueblo esta lleno de gente amable y cordial me cuesta entender que esa misma gente hermosa tenga su cuota de responsabilidad en esto, en Venezuela el mayor porcentaje de turismo es interno, de manera que somos nosotros mismos los responsables de tanta destrucción, no puede haber otro.
La mejor recomendación es tomar una lancha y cruzar hacia playa Caribe o a cualquiera de las pequeñas islas cercanas, si conversas con los lancheros probablemente puedan llevarte a conocer varias de las islas cercanas, hermosas y de arenas blancas, incluso con la posibilidad de conseguir alguna playa solitaria para pasar el día en absoluta privacidad, un amigo que frecuenta mucho el pueblo nos contaba de Playa Rayito, a la que puedes llegar caminando desde el pueblo de Chuspa, el trayecto debes preguntarlo allí mismo en el pueblo, no nos animamos a llegar, pero lo tengo anotado para una próxima visita, ya me comprometí con el mar de Chuspa en no abandonarlo tan seguido de manera que en cualquier momento les cuento con certeza sobre ese lugar, por ahora solo puedo adelantar que me hablaron de una playa espectacular, eso si, con un trayecto algo complicado para acceder pero que bien vale la pena recorrer.
La posada tiene una playa propia, una buena opción, un poco fuerte para los niños, pero de cualquier manera disfrutan el lugar, hay mucho espacio para caminar o para trotar y la brisa hace que el clima sea bastante fresco, le rinde honor a su nombre su ubicación es en una loma lo que hace que el clima sea muy agradable. También hay un parque y 3 piscinas distintas, dos de ellas perfectas para los niños, claro siempre con la debida supervisión.
Hay mucho espacio que invita a la reunión familiar, no olviden llevar sus juegos de mesa, la verdad la Posada Lomas de Caruao es un perfecto oasis para escapar de la ciudad y del trajinar cotidiano que tanto acapara nuestro tiempo, con todo gusto la recomiendo, pasamos unos días increíbles, son muchas las razones que se suman para afirmar que en este país maravilloso tenemos de todo un poco, Venezuela es hermosa y la voluntad para quererla y cuidarla tiene que venir de todos los que aquí estamos y aquí seguimos, comprometidos y agradecidos de haber nacido en esta tierra de gracia!!!
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Fotografías: Adolfo Díaz